lunes, 31 de octubre de 2011

Capítulo 23

Un poco más lejos del viejo instituto, al doblar la calle, dos jóvenes se sentaban en la mesa de la terraza de un pequeño bar, esperando a que alguno de los camareros atareados, los atendieran.
A pesar de que el sol brillara con fuerza, la sombrilla los resguardaba un poco de esos pocos grados de más que ya empezaban a notarse las últimas semanas y que anunciaban la llegada de una primavera calurosa, pero refrescante al mismo tiempo.

Las sillas estaba algo sucias, muchas de ellas cojeaban e impacientaban a los que se sentaban en ellas hasta llevarlos a doblar un papel para evitar ese dichoso desnivel. Es curioso, siempre se necesita tenerlo todo estable y bajo control, sin embargo, no desagradan las emociones fuertes e incluso, deseamos con gran fuerza giro completo en nuestra vida.
Un muchacho, con graciosos andares y un poco desaliñado se acercó a Elena y Samu, ofreciéndoles el menú del día a un precio que daba gusto oírlo, pero ella sólo pidió un refresco.
       -Me habías dicho que me invitabas a comer.
       -¿Acaso has pedido algo? Lo siento. Has perdido tu oportunidad.- dijo con una voz especialmente seria.
       -Pues me voy. No me gusta que me engañen.
       -¿Qué? ¡Era broma!
       -Tampoco me gusta que jueguen conmigo. - Cogió el teléfono móvil que había dejado antes sobre la mesa y se marchó. Parecía que le había molestado bastante. Lo que ella no supo, es que una pequeña y maliciosa sonrisa se dibujó en la cara de Samu y que en realidad, él se la estaba jugando a ella.

Le observó hasta que desapareció al doblar la esquina de la calle. Al principio creyó que era una broma, pero los minutos pasaban y seguía sin volver. Tal vez había sido demasiado estúpida. Quizás no tenían tanta confianza para ese tipo de bromas. La había cagado, y mucho. Miró un par de veces la hora. Seguía sin aparecer. Empezó a sentirse mal y arrepentida, incluso tuvo el impulso de salir a buscarle, pero pensó que todavía podría llegar a parece más idiota de lo que lo había sido. Se terminó el refresco de naranja. Miró el reloj por última vez. Nada.

Caminaba desganada hacia su casa, casi arrastrando los pies. Mirando a cada persona que venía o que pasaba por su lado, pero nadie era él. Subió las escaleras para entrar en la urbanización y al abrir la puerta, llegó los soportales en los que se encontraban las dos puertas para entrar en los distintos bloques.
Sacó las llaves del bolsillo y la metió en la cerradura del portal. La puerta, que tenía un gran ventanal de vidrio, reflejaba no con mucha claridad lo que había tras Elena y en ese reflejo, vio a alguien apoyado en la columna. Se volvió para preguntar si iba a pasar pero cuál fue su sorpresa, que era Samu, que se le escapó una sonrisa picarona al ver la cara perpleja de ella.
        -¿Qué haces aquí?
        -Esperarte. No sabía que tardabas tanto en beberte eso. ¡Qué lenta!
        -Eres...¡Estúpido!¡Yo esperándote como una imbécil, sentada, sola, y tú dejándome en ridículo!- a medida que hablaba, su timbre de voz iba aumentando y a la vez, acercándose a el con gestos agresivos.
        -¡Eh! Pero no te enfades. Dije que me iba, pero no adónde. No te enfades, anda...
        -¿Que no me enfade? ¡Casi me arrepiento de haberte hablado así!
        -Qué esfuerzo para ti... Mira lo que tengo, idiota.- Sostenía desde el principio una bolsa de plástico en la mano, en la que había algo dentro. Elena se había dado cuenta pero no se fijó en qué era, hasta que él lo mencionó y lo levantó para mostrárselo.
        -¿Bocadillos?
        -Sí. Para que veas que soy mejor persona que tú...¡Ais! ¡No me pegues! ¡Vale, vale! ¡Era broma!
        -Así me gusta. -empezaron a caminar, sin rumbo. ¿A dónde vamos?
        -Al parque, según tú.
        -Es verdad. Salimos por esa puerta mejor.

Gracias a la cantidad de árboles que habían y que el follaje de ellos ya era bastante frondoso, después de un largo y frío invierno, disfrutaron de una brisa agradable sin apenas sentir nada de frío, ni de calor.
Llegaron a la orilla del lago. Parecía estar tan sucio como siempre, aunque los patos se zambullían sin problemas y nadaban de un lado a otro, sin cansarse.
Buscaron un sitio que tuviera el suficiente césped en condiciones para estar más cómodos y no pincharse con algunas ramas caídas de los árboles, hierbajos altos y hojas secas que estuvieron sorteando todo el camino.
       -Aquí mismo, ¿no?
       -Sí. Se esta bien. Está blandito.
       -Está bueno, ¿eh?
       -¿A quién le hablas de mí?
       -Eres idiota. A parte de que no hablo sola, ya que por el momento creo que no estoy loca, no me refería a ti, sino al bocadillo. ¿Te consideras bocadillo? Porque...tienes cara de pan.
       -Puede, pero como por lo visto te gustan...pues ya sabes.
       -Ni hablar. ¡Contigo en la vida!
Samu, se quedó algo sorprendido. La respuesta resultó bastante tajante y seria. Le dio una pequeña punzada en el estómago. De repente no supo que decir. Sentía que la voz le iba a temblar. Su contestación le había dejado sin habla.
Ni uno de los dos dijo palabra en un buen rato. El silencio reinó en aquel rinconcito del parque. Los suaves trinos de los pájaros daban algo de vida. De vez en cuando algún pato parpaba pero muchas veces, ni se apreciaba.
Las hojas de los árboles jugueteaban cuando aparecía alguna brizna de aire, parecían susurrar palabras. Palabras que nadie podría entender o que quizás todavía no se había aprendido a hacerlo.
       -Tú...¿lo has pasado mal?
       -¿Cuándo, ahora?
       -No. Me refiero a si lo has pasado mal y te comportas así con todos los chavales. ¿Te ha hecho daño alguien?
       -Daño...No. Pero podríamos decir que se han aprovechado de mí. A demás, tampoco tengo una buena experiencia. De pequeña casi todos me insultaban, a mis amigas también...Luego siempre estaba el grupo de las guapas, aunque no sé si ese tendría que ser el nombre...Más bien guarras, porque en quinto de primaria ya  iban enseñando el tanga, ¿sabes?
       -Apuesto a que ninguna es más guapa que tú ahora.
       -No apuestes tanto...
       -¿Quién se aprovechó de ti?- en seguida le contó lo sucedido con Jorge meses atrás- ¡Qué capullo! ¿Mientras estabas llorando? ¿Pero eres tonta? ¡Seguro que babeabas por él!
       -A ver, es que fue muy bonito...
       -Sí, y ahora nada. Ahora los demás se tienen que joder por culpa de sus tonterías.

5 comentarios:

  1. Me ha encantado... simplemente no hay palabras. Y espero que le vaya tan bien como a Julia vaya, porque parece una historia tan bonita...
    Sobra decirte que me encanta cómo escribes y lo bien que se te da, haces que me meta en la historia, es increíble. Un beso enorme, y espero el siguiente con ansias!! :D

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  2. Soy Vanessa jeje
    Tia me ha encantado, yo quiero un chico ciomo Samu jejej
    Escribes genial ;)
    Un besoo :D

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  3. Está bastante bien, sigue así, la práctica mejora el estilo y tú tienes estilo para lograr hacerlo estupendamente. Trata de hacer historia originales, fuera de lo que todo el mundo hace y eso ayudará a dar un toque de personalidad a tus escritos, haciéndolos mas atractivos.
    Un beso. =))

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  4. De tu fan numero uno:
    Me enkanta esta genial pero... Otra vez lo dejas tan interesenta... Jaja bueno espero k la proxima salga pronto pero no te meto prisa k tambien tienes k estudiar, no te olavides k es lo mas himportante.
    Un beso tkm

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  5. Waw!! Has escrito una historia?? Me encanta tu blog!! Te sigoo :)) Voy a empezar a leerla a ver que me parece ;) aquí te dejo mi blog http://pasionporlasletras-lgrimasdetinta.blogspot.com/
    Por si te quieres pasar. Un saludo!

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